Han sido dos semanas de relax, de familia, de paseos en la playa, de brindis, de cenas, de risas, y de mucho descanso. Después de un año lleno de emociones intensas, de nuevos proyectos y de muchos cambios, nos vino genial darle al off, y desconectar.
Nos fuímos a Capbreton, un pueblecito playero, en la costa del océano Atlántico, en las Landas francesas. Es el pueblo dónde mi marido pasó toda su infancia, y cada vez que vamos, no puede evitar sentir nostalgia.
El me hizo descubrir toda esta zona, y la verdad es que quedé enamorada desde el primer día... playas salvajes, sin rastro de persona alguna, kilometros y kilometros de bosques de pinos, el océano... el conjunto es impactante.
Os dejo algunas fotos de nuestra estancia en estas tierras maravillosas...
qué fotos más bonitas!
ResponderEliminarImpresionantes!
COn ganas del próximo post
Muchas ganas Carrie... tu siempre tan fiel ;-)
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